¿Soy alcohólico? El alcoholismo es una enfermedad bastante peculiar. En la mayoría de las ocasiones, cuando a un paciente se le da el diagnóstico de adicción, éste parece no querer creerlo o aceptarlo. Muchas personas pasan toda su vida negando el problema, a pesar de que los profesionales hablen claro acerca del alcoholismo.

¿Por qué los alcohólicos suelen negar que lo son?           

La adicción es la única enfermedad de la que no todos los pacientes quieren recuperarse. Una vez que se ha instaurado, la adicción conlleva una serie de cambios cerebrales, que hacen que la persona necesite consumir la sustancia de la misma manera que tiene la necesidad de comer cuando tiene hambre o de beber cuando tiene sed.

Al igual que ocurre con la alimentación, en la que cada persona necesita comer una cantidad diferente de alimento, en el alcoholismo, cada persona tiene sus peculiaridades en torno al consumo. Esto quiere decir que ser alcohólico no depende del número de cervezas o copas que se tomen al día o a la semana, sino del tipo de relación (de dependencia, pérdida de control) que se establece con la bebida. La clave en este sentido es que la persona no puede prescindir de la bebida, y que además no siempre controla su impulso de beber.

Es muy importante que hagamos hincapié en que la cantidad de alcohol que se consume no es un factor importante a la hora de considerar si existe un problema de alcoholismo, pues es muy común que las personas que tienen problemas con el alcohol se excusen o se justifiquen mediante ese argumento.

Hay que tener en cuenta que la persona alcohólica siempre tratará de minimizar su problema, recurriendo en la mayoría de los casos al auto engaño y a la distorsión de la realidad.

Pero lo cierto es que una vez que se establece una relación de dependencia con la bebida, nunca más se podrá volver a tener una relación sana o, en este caso, un consumo moderado. Esta realidad es la que el alcohólico no querrá reconocer, e incluso querrá compararse con personas de su entorno que consumen alcohol de manera moderada: “Si la otra persona puede beber dos cervezas, ¿Por qué yo no?”.Precisamente el hecho de que el alcohol sea una droga social facilita que la persona alcohólica pueda encontrar más argumentos para auto engañarse.

¿Cómo podemos ayudar a la persona alcohólica a que reconozca su problema?

Hacer que un alcohólico reconozca su adicción no es una tarea sencilla. La propia enfermedad provoca que la persona tenga una gran tendencia a la negación y que a su vez presente grandes resistencias a la hora de aceptar la realidad.
Pero lo cierto es que a esas resistencias suele acompañarle un gran sufrimiento y malestar que giran en torno a la adicción. Por ello, es necesario que los familiares en el hogar adopten una actitud de serenidad con la que se pueda ofrecer ayudar al adicto, pues en el seno de una familia en la que priman los reproches y las discusiones, es muy difícil que el adicto disminuya sus resistencias.

Como siempre, lo adecuado es acudir a tratamiento. Aunque el familiar no termine de aceptar su adicción y se niegue a pisar una consulta profesional, es bastante útil que los familiares acudan para que los profesionales puedan ofrecer unas primeras pautas de actuación. A veces, cuando la persona que padece el problema se encuentra muy encerrada en sí misma, es necesario que el primer paso sea dado por parte de las familias. Si se sigue adecuadamente el consejo profesional, sin ninguna duda la calidad de vida familiar mejorará notablemente y la probabilidad de que la persona alcohólica acuda a consulta aumentará.

 

Referencias:

  • Bolet Astoviza, M., & Socarrás Suárez, M. M. (2003). El alcoholismo, consecuencias y prevención. Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas, 22(1), 0-0.
  • Torres, J. R., Iglesias Duquesne, M., & Turró Mármol, C. (2000). Consumo de alcohol y riesgo de alcoholismo. Revista Cubana de Medicina Militar, 29(2), 103-108.