No son pocas las personas que se plantean esta cuestión. Pero lo cierto es que la mayoría de los pacientes y familiares que acuden a consulta no tienen clara la respuesta a esta pregunta.

Es muy común pensar que la adicción es un vicio, o una gran falta de fuerza voluntad para dejar de consumir o de llevar a cabo el comportamiento adictivo.
Nada más lejos de la realidad, cuando hablamos de adicción, decimos que ésta es una enfermedad, y así lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Es común que a las personas les cueste entender que un problema de alcoholismo o de ludopatía se considere una enfermedad, de la misma manera que también lo es la diabetes o el cáncer. “¿Cómo se puede meter en el mismo saco que el resto de las enfermedades aquello que la persona se ha buscado, y que además sigue haciendo porque quiere?”Este planteamiento es el que hacen muchas de las personas que pasan por nuestra consulta, especialmente los familiares.

Es importante entender que, la adicción consiste precisamente en una pérdida de control o de  libertad para poder elegir si se consume o no. Si la persona fuese capaz de dominar el acto del consumo, entonces no estaríamos hablando de una adicción.
Este y otros factores, hacen que estemos hablando de una dolencia muy peculiar.Sin duda, la adicción es la única enfermedad de la cual los pacientes no siempre quieren curarse. Sería impensable imaginarse una persona que acaba de romperse la tibia, y que se niegue a acudir al médico; o alguien que padezca neumonía y no quiera seguir el tratamiento prescrito por el médico.

Es muy común que los adictos se resistan a ponerse en tratamiento, e incluso, que una vez que han iniciado un proceso de recuperación, decidan interrumpirlo. Este y otros aspectos, son características propias de la enfermedad que los profesionales tenemos siempre presente en el curso del tratamiento.

Otra característica que hace de la adicción una enfermedad muy peculiar, es su carácter biopsicosocial.

¿Qué significa esto? Pues que se trata de una enfermedad que afecta al plano biológico, psicológico y social de la persona que la padece. Es decir, los síntomas de la enfermedad se manifiestan a través de cambios en la estructura cerebral de la persona, así como en una serie de mecanismos psicológicos y problemas sociales. Se podría decir que, a nivel global, es un síntoma de la enfermedad el hecho de que la persona deja de ser la misma que era. Todo gira en torno al consumo; la familia, trabajo, amistades, etc. pasan a un segundo plano… así quizás resulte más sencillo entender que la adicción realmente se trata de una enfermedad. De otro modo, ¿cómo se explicaría sino que una persona pueda anteponer la droga o la bebida a su propia familia?

Otro aspecto de las adicciones que las personas suelen desconocer es su cronicidad. Es decir, la persona que es adicta al alcohol, nunca podrá tener un control sobre su uso de la bebida. Con esto, no se debe entender que una persona que padece una adicción nunca podrá curarse. De hecho, si se sigue un tratamiento adecuado, las probabilidades de recuperación son bastante altas. Lo que sí se debe comprender, es que la sustancia no podrá volver a consumirse, pues una vez instaurada la adicción, la capacidad de controlar no se recupera.

Por otro lado, existe otro aspecto que también es interesante conocer. Y es que, aparte de todo lo que se ha señalado anteriormente, la adicción es una enfermedad cuyo curso es progresivo. ¿Qué quiere decir esto? Las personas que llevan a cabo una conducta adictiva, sea con o sin sustancia, experimentan una sensación bien de placer o bien de alivio cuando consumen la sustancia o llevan a cabo la conducta en concreto. Lo que ocurre es que, conforme pasa el tiempo, la persona cada vez necesita cantidades más altas de la sustancia y ha de consumirla con mayor frecuencia. Cada vez se va invirtiendo más tiempo y más dinero en el consumo. Esto, además de ser un problema por sí mismo, conlleva además que el resto de dificultades causadas por el consumo se agraven aún más; hablamos de problemas económicos, de salud, bajo rendimiento en el trabajo, aumento de los problemas familiares, etc.

En definitiva, la adicción es una enfermedad grave, con síntomas devastadores tanto para el adicto como para las personas que le rodean.

Pero no querría terminar este artículo dando una visión pesimista o negativa de la situación en la que, quien que esté leyendo esto pudiera encontrarse. Aunque hablemos de una enfermedad grave, la eficacia de los tratamientos para las adicciones está ampliamente contrastada. Años de estudios, así como la experiencia, nos permiten afirmar que, si la persona y su familia están dispuestos, existe una salida y una solución a la adicción.

 

Ana Ponce Rodríguez

Referencias

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (DSM-5®). American Psychiatric Pub.
  • Uribe, M. P. O. (2018). Clasificación Internacional de Enfermedades, Organización Mundial de la Salud. Décima Versión CIE-10.