La recaída consiste en volver a beber alcohol después de un periodo de abstinencia en un enfermo alcohólico.

La abstinencia previa a la recaída puede haberse producido tras haber abandonado el consumo bien sea debido al tratamiento o haya sido por voluntad propia..

La tasa de recaída es sumamente alta y se presenta frecuentemente durante el primer año.

Para poder hablar de recaída, debe haber existido, al menos dos meses previos de abstinencia.

En el folleto de AA “44 preguntas y respuestas” se ofrece esta definición sobre la recaída:

“De vez en cuando se da el caso de que se emborracha un hombre o una mujer que ha logrado la sobriedad por intermedio de A.A. Para Alcohólicos Anónimos, una reincidencia de esa clase se conoce generalmente como una «recaída». Puede ocurrir durante las primeras semanas o los primeros meses de sobriedad, o aun después que el alcohólico ha logrado permanecer sobrio varios años.

Aunque las recaídas son frecuentes, no significan que hayan ser necesarias en todas las personas y tampoco quiere decir que la persona que las tenga no pueda recuperarse del alcoholismo.

Los alcohólicos viven su adicción con una gran ambivalencia. Se encuentran atrapados entre el deseo o la necesidad de beber y el convencimiento de que lo que hacen les perjudica. Cuando vence el deseo se produce la recaída.

La recaída comienza antes de volver a ingerir alcohol y parte del tratamiento del alcoholismo consiste en aprender a detectar las señales de aviso que indican el recomienzo del consumo.

Existen diferentes factores inmediatos que favorecen la recaída, entre los cuales están: la presión de amigos bebedores, la existencia de conflictos, de estados psíquicos negativos y la propia dependencia fisiológica y psicológica al tóxico.

De todas formas estos factores varían de una persona a otra y por eso hay que ir descubriéndolos de forma individualizada para poder prevenir la aparición de estos factores o aprender estrategias con las que poder afrontarlos.

La recaída no tiene porqué considerarse un fallo del tratamiento, porque aunque es un error evitable, puede ser utilizada para detectar estímulos desconocidos hasta ese momento, que hay que tratar de evitar o aprender a confrontar.

La recaída no comienza con la vuelta al consumo de alcohol, sino que empieza normalmente, unos días antes de que esto ocurra. Los cambios de comportamiento y actitudes y la exposición a situaciones de riesgo, suelen aparecer antes como preludio del posterior consumo.

Por eso es muy importante intervenir cuando aparecen estos signos, sin esperar a que se produzca el consumo.

A veces se puede producir una recaída en pacientes con una gran motivación porque el tratamiento del alcoholismo es un proceso largo y que no sólo requiere una gran motivación, aún cuando esta es completamente necesaria

Una recaída no tiene porque anular por completo todo lo que el paciente había ido conquistando en su rehabilitación. Muchos de los logros obtenidos pueden mantenerse y es importante apoyarse en ellos para reanudar de nuevo el proceso de recuperación.

La ausencia de recaídas no garantiza la recuperación del paciente. Es necesario junto a la abstinencia un cambio del estilo de vida que se tenía cuando se bebía para recuperarse de todos los daños ocurridos durante la dependencia

La recaída no es un accidente, porque es previsible y evitable. Cuando ocurre no se le puede quitar importancia, como si no hubiera ocurrido nada sino que es necesario analiza lo ocurrido y poner los medios adecuados para evitar que vuelva a ocurrir

Referencias Bibliográficas.-

“Tratamiento de alcohólicos” Griffith Edwards Edit. Trillas

“ El proceso de recaída en el alcoholismo” Armando Alonso Alvarez Rev. Hosp. Psiquiátrico de la Habana 2011, 8(2)
“44 preguntas y respuestas “ A.A. https://aa24horas.files.wordpress.com/2014/10/44-preguntas.pdf

http://www.revistahph.sld.cu/hph0211/hph12211.html