Es común que las personas que quieren ayudar a un familiar alcohólico no sepan cómo actuar o qué hacer. Aunque la recuperación no depende completamente de la familia, sí que hay varios aspectos básicos que son fundamentales a la hora de poder ofrecer ayuda y tratar de reconducir la situación.

En primer lugar, es importante prestar atención a la comunicación. Aunque pueda parecer a priori un aspecto poco importante, el hecho de que exista entendimiento y capacidad de escucha dentro de la familia, supone dar un paso más hacia la recuperación.

Normalmente, dentro del clima de crispación que suele haber en las familias, las personas tienden a comunicarse mediante reproches, amenazas, culpabilización, victimización, y otras formas que no hacen más que aumentar el malestar y agravar el problema. Si el objetivo es que el adicto abandone el consumo y que la dinámica de la familia vuelva a la normalidad, esas formas de proceder y comunicarse son totalmente contraproducentes. En cada conflicto o discusión, el alcohólico encontrará un nuevo motivo para beber, y la familia únicamente encontrará un malestar aún mayor.

Por otro lado, también es común que mientras los familiares emplean este tipo de comunicación negativa hacia el adicto, a su vez llevan a cabo conductas permisivas para con el consumo. Por ejemplo, solucionan problemas que han ocurrido a causa de la ingesta de alcohol, pagan deudas o excusan al adicto, entre otras. De esta forma, lo que se dice, no se corresponde con lo que se hace. Sin mucha conciencia de ello, las familias suelen mandar al alcohólico un mensaje contradictorio, lo cual no hace más que aumentar su ambivalencia e inestabilidad.

Es perfectamente comprensible que una familia que convive a diario con un problema de alcoholismo, con todo lo que eso conlleva, no encuentre por sí misma otra manera de gestionar las situaciones. La canalización de todas las emociones negativas que acumulan los familiares no es una tarea sencilla, por lo que se entiende que todas esas emociones sean volcadas sobre la persona alcohólica.
También se comprende que en medio de tanta problemática, no se conozca cuál es la mejor manera de actuar para poder ayudar a que el familiar se recupere de su adicción.

 

¿Cómo se debe actuar con un familiar alcohólico?

En Reflexiones, consideramos que en primer lugar, es importante ser consciente y darse cuenta de cómo se está actuando de cara al familiar que tiene el problema. Una vez se han reconocido los aspectos  que son problemáticos, es el momento para comenzar un cambio.

En cuanto a la comunicación, es importante distinguir cuándo es posible la comunicación, y cuándo de ella puede surgir un conflicto. Si tratamos de hacer reflexionar al alcohólico acerca de su consumo, o hacerle entender que la familia está sufriendo, no será muy adecuado hacerlo cuando esté ebrio, pues probablemente desemboque en una discusión.

Además del cuándo, también debemos elegir el cómo. Cualquier mensaje enviado en forma de reproche o amenaza, sólo provocará resistencias e irritabilidad en la persona que lo recibe, con lo que el conflicto está casi asegurado.

Por otro lado, además de escoger el momento y la forma adecuada de transmitir el mensaje, también es muy importante que en la familia haya capacidad de escucha y empatía. En los casos de adicciones, todas las personas sufren y tienen por tanto, una gran necesidad de ser escuchados. Es importante entender que la persona que bebe y hace daño a la familia, en realidad está sufriendo también. Por ello se debe tratar de transmitir la idea de que puede contar con una fuente de apoyo, que se está dispuesto a escuchar y a entender cómo se está sintiendo. Sin duda una persona que se siente apoyada, escuchada y comprendida, tendrá una mayor motivación de cara a querer recuperarse de su problema.

Todo ello debe ir acompañado de una actitud firme de intolerancia hacia el consumo. No tolerar no significa reprochar ni increpar. Sencillamente se trata de no facilitar, colaborar ni resolver ninguna cuestión que tenga que ver con el alcohol. La persona que consume debe asumir las consecuencias de la bebida y hacerse responsable de ellas. Tampoco se deben excusar sus consumos, ni encubrirlos.

Romper con un clima familiar de conflicto a causa del alcohol no es sencillo, pero si se siguen las estrategias adecuadas y se cuenta con la ayuda de profesionales, es posible revertir la situación. Aunque el familiar que padece la adicción por el momento no esté dispuesto a reconocer el problema o a pedir ayuda, desde Reflexiones recomendamos y animamos a las familias a que sean ellos quienes den el primer paso.

 

 

Referencias bibliográficas

Lloret Irles, D. (2001). Alcoholismo: Una visión familiar. Salud y drogas, 1(1).

Fuertes, M. C., & Maya, M. U. (2001). Atención a la familia: la atención familiar en situaciones concretas. In Anales del Sistema Sanitario de Navarra (Vol. 24, pp. 83-92).