La época navideña es sin ninguna duda, una época especial del año. Según para qué persona, esta puede vivirse de diferentes maneras. Puede ser vivida como una época de celebración y de estar con la familia. Otras personas la asocian a la nostalgia, al recuerdo de los familiares y amigos que ya no están. De una manera u otra, tanto las emociones positivas como las negativas se hacen más intensas.  Cuando se padece alcoholismo, todas estas circunstancias se convierten en un factor de riesgo que pueden hacer que la persona aumente el consumo, o bien a la recaída en el caso de haber abstinencia.

¿Por qué la navidad se presenta como un factor de riesgo para el alcoholismo?

Al hablar de factores de riesgo, nos referimos a las circunstancias que pueden empujar a la persona a consumir alcohol. En este sentido hay dos tipos de factores diferenciados que en la época navideña se pueden identificar claramente. Se trata de factores de riesgo internos y externos. Los primeros serían emociones, pensamientos o motivaciones propias de la persona. Por su parte, los factores externos se corresponden con el contexto, las situaciones y circunstancias que la persona tiene a su alrededor. Teniendo en cuenta esto, el riesgo de la navidad reside en el hecho de que se da una presencia muy alta de factores de riesgo internos y externos, concentrados en un mismo período de tiempo.

El mes de diciembre va ligado de manera casi inevitable a las “comidas de navidad”, en las cuales amigos, compañeros de trabajo y familiares se reúnen para celebrar las fiestas. Estas celebraciones implican comer y beber en grandes cantidades. Para una persona que padece alcoholismo, el hecho de estar con otras personas que están consumiendo alcohol de una manera poco moderada, aumentará enormemente sus ganas de beber. Además, el hecho de que todo el mundo beba sin restricciones, le proporciona una excusa para hacerlo también.

Por otro lado, las emociones negativas también suelen ser una causa común de los episodios de consumo. El alcohol tiene un efecto muy importante a la hora de aliviar y disminuir de manera temporal, la ansiedad, la tristeza o la culpa, por ello muchas personas se habitúan a utilizar el alcohol como anestesia ante ese tipo de emociones. Como hemos explicado anteriormente, las navidades potencian la nostalgia y la tristeza en muchas personas. Por tanto, es lógico entender que para una persona que ha aprendido a responder con alcohol ante las emociones negativas, la navidad suponga un riesgo en ese sentido.

Por todo ello, enero suele ser un mes en el que aumenta la demanda de tratamiento para el alcoholismo. Durante la época navideña, la persona que bebe a menudo, tiende a disparar enormemente su consumo. Y por otro lado, algunas de las personas con alcoholismo que permanecían abstinentes, presentan una recaída.

¿Cómo prevenir los episodios de consumo de alcohol y las recaídas durante las fiestas navideñas?

Aunque estas fechas supongan un riesgo para el aumento del consumo, existen estrategias y herramientas de prevención.

En primer lugar, es importante contar con el apoyo de alguien cercano. Si se experimenta algún sentimiento negativo como la tristeza o nostalgia, hablar sobre ello con alguien de confianza puede disminuir el peso de estas emociones. Además se debe poner en sobre aviso a la persona de confianza acerca del aumento de las ganas de beber, y con la ayuda y compañía de esa persona, llevar a cabo alguna actividad u ocupación alternativa. La realización de una actividad (como ir al cine, dar un paseo acompañado de alguien o tomar un café mientras se conversa) que nos mantenga ocupado y con la atención centrada en ella, disuadirá las ganas de consumir alcohol.

Por otro lado, respecto a los factores de riesgo externos, la alternativa más efectiva es la evitación. Por ejemplo, si se sabe que en la cena de empresa las probabilidades de acabar consumiendo alcohol son altas, lo recomendable es no acudir. A muchas personas les resulta difícil entender que esto tenga que ser así. El alcoholismo es una enfermedad, y por tanto se debe actuar consecuentemente a ello. Si el día de la cena de empresa coincide con que se tiene gripe, probablemente nadie pondrá en cuestión que lo adecuado es quedarse en casa. Con las adicciones se debe proceder de la misma manera, dando prioridad a la salud.

Respecto a las reuniones familiares, existen otras alternativas. Los familiares pueden ser conscientes del problema de la persona, y por tanto pueden moderar su consumo. En el caso de que todos los miembros de la familia no conozcan la situación, de nuevo es adecuado que se cuente con el apoyo de una persona de confianza que permanezca cerca en estas reuniones. La mera presencia de una persona que conozca el problema y tenga implicación para ayudar, puede actuar como freno ante los deseos de consumo.

De manera independiente al uso de estas estrategias, es importante mantener contacto con algún profesional especializado, que pueda realizar un seguimiento más intensivo durante estas fechas.

 

Referencias
Vidal-Infer, A., Tomás-Dols, S., Aguilar-Moya, R., Samper-Gras, T., Zarza, M., & Aguilar-Serrano, J. (2009). Las cenas navideñas de empresa.¿ Un modelo de consumo recreativo de alcohol y otras drogas?. Adicciones, 21(2), 133-142.
Torres, J. R., Iglesias Duquesne, M., & Turró Mármol, C. (2000). Consumo de alcohol y riesgo de alcoholismo. Revista Cubana de Medicina Militar, 29(2), 103-108.