Una vez que se conoce cómo la adicción se instaura en la familia, y lo que esta hace en un principio para negar y no afrontar el problema, el siguiente paso es conocer cómo incide en la familia, y de qué manera se van a afrontar los cambios que están surgiendo.

 

¿Qué cambios se producen en la familia cuando aparece el alcoholismo?

Hasta ese momento, la familia tenía una manera de funcionar, donde cada miembro venía desempeñando un rol concreto. Había reglas y límites claros acerca de las relaciones y los comportamientos de cada miembro dentro de la familia. Además existían unos valores compartidos que guiaban la convivencia familiar. Todo esto había ido otorgando equilibrio y estabilidad a la familia.

Una vez que el alcoholismo se hace presente dentro de la familia, todos estos roles, normas y valores que sostenían la convivencia, sufren un cambio. La persona que padece la adicción parece que empieza a seguir unas líneas diferentes a las que venía siguiendo la familia hasta ese momento. Cuando esto ocurre, el equilibrio que mantenía estable a la familia se rompe. Es entonces cuando los otros miembros de la familia se ven obligados a reorganizar su vida y su estructura familiar. Deben hacerlo en torno a dos opciones: enfrentarse al problema y tratar de eliminar la conducta alcohólica, o aceptar la adicción, y tolerar y transigir con ella.

Desafortunadamente, en la mayoría de los casos las familias optan por la segunda opción. Transigir y tolerar el alcoholismo, tener que convivir con el problema, implica que la familia tenga que reorganizarse en torno a él. El funcionamiento familiar sigue guiándose por una serie de roles, normas y valores, pero estos han tenido que cambiar y adaptarse a la nueva situación. Por ejemplo, si antes la prioridad en la familia era proporcionar apoyo mutuo y afecto, ahora todos los esfuerzos y las acciones van encaminados a intentar soportar la situación y a tratar de mantener el equilibrio.

Conforme el alcohólico va empeorando en su enfermedad, dentro de la familia van surgiendo  conflictos que son cada vez más graves. Junto a ellos, aumentan los sentimientos de ansiedad, miedo, resentimiento, vergüenza y un largo etcétera de emociones negativas que poco a poco van apoderándose de la familia, y estando cada vez más presentes. Se puede decir que la familia enferma emocionalmente, y que se ha puesto en marcha un mecanismo en el que la conducta del adicto retroalimenta el malestar de la familia y viceversa. Las acciones del alcohólico causan cada vez más crispación y sufrimiento entre sus familiares. Ese malestar de la familia se verá reflejado de una manera u otra sobre él, lo cual supondrá un motivo para continuar bebiendo, de cara a aliviar su malestar. Si no se detiene, ese bucle se hace cada vez mayor, hasta que la situación se vuelve completamente insostenible.

 

¿Qué papel adquiere la familia en la recuperación del alcoholismo?

Hay que tener en cuenta que al igual que la familia sufre y desearía que las cosas fueran diferentes, el alcohólico también desearía no depender de la bebida y poder solucionar todos sus problemas. Pero para las personas que padecen adicciones, en ocasiones resulta muy complicado dar el primer paso para pedir ayuda.

Por ello, en ese punto, la familia se convierte en una pieza indispensable para que se pueda iniciar un proceso de recuperación. Este proceso, aunque efectivo en la mayoría de los casos, no es breve ni sencillo, requiere de un gran esfuerzo por parte del alcohólico y de todo su entorno. Los familiares deberán convertirse en los principales coterapeutas y colaboradores de los profesionales que guíen el tratamiento.

Es lógico pensar que una familia completamente debilitada emocionalmente, a duras penas podrá ser capaz de acompañar y colaborar en el proceso de recuperación del alcohólico. Es por esto que será necesario que en primer lugar, se resuelvan aquellos conflictos emocionales que está padeciendo la familia. Una familia libre de miedos, de ansiedad, de resentimiento, con capacidad para manejar el estrés, no tendrá que emplear sus energías en resolver su propio malestar, sino que podrá encaminar todas sus acciones hacia el objetivo principal, que es la recuperación del familiar alcohólico.

 

 

Referencias bibliográficas

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