En enero de 1920 entró en vigor en los Estados Unidos la Ley Seca o Ley Volstead y estuvo vigente desde el 17 de enero de 1920 hasta el 5 de diciembre de 1933. Fue establecida por la Enmienda XVIII a la constitución de los EEUU y derogada por la Enmienda XXI. Esta ley prohibía la fabricación, el transporte y la venta de bebidas alcohólicas en todo el país y estos delitos se castigaban con multa y prisión, estando previsto el cierre durante un año de cualquier establecimiento donde se detectará consumo de alcohol.

Esta ley llegó a promulgarse porque la propaganda del Movimiento de Templanza había adquirido relevancia nacional. Desde mucho antes había activistas del Movimiento, como Carrie Nation que eran capaces de atacar tabernas con un hacha y destruir las botellas que allí encontraban. Varios predicadores vinculan la venta y el consumo de alcohol con un clima general de decadencia y con otros vicios morales tales como la prostitución. Se decía que el consumo de alcohol provoca pobreza en las masas, enfermedades varias, demencia , y estimulaba la delincuencia, logrando normas de «prohibición total del alcohol» en pequeñas ciudades.

A esta corriente se unieron diversos intelectuales progresistas y liberales, así como líderes sindicales de izquierda, que condenaban el consumo de alcohol como elemento provocador de atraso y pobreza entre las masas de obreros que empezaban a llenar las ciudades de EE. UU. Estos grupos apoyaron la labor de los predicadores religiosos en el medio político, reclamando normas que redujeran el consumo de alcohol.

Las medidas prohibicionistas extremas fomentaron una gran industria del crimen organizado llegando a existir sólo en Nueva York hasta 10.000 bares clandestinos y unos 100.000 en todo el país. La persistencia de la demanda por bebidas alcohólicas estimuló la fabricación y venta de licores, que se convirtió en una importante industria clandestina. La ilegalidad de esta práctica causó que el alcohol así producido adquiriese precios elevadísimos en el mercado negro, atrayendo a éste a importantes bandas de delincuentes.

Muchos de los delitos más serios de la década de 1920, incluyendo robo y asesinato, fueron resultado directo del negocio clandestino de alcohol que operó durante la ley seca. El propio Capone llegó a influir directamente sobre varios barrios de la ciudad de Chicago para que se le permitiera continuar su negocio ilícito a cambio de sobornos o amenazas, mientras su banda (junto con decenas de otras) luchaban violentamente a lo largo del territorio estadounidense para controlar el muy lucrativo tráfico de alcohol.

Todas estas razones fueron las que hicieron derogar más tarde dicha ley aunque más tarde se demostró que las muertes producidas por alcohol disminuyeron como ocurrió cuando empezó la segunda guerra mundial. Sin embargo la ley seca tuvo algunas virtudes ya que se produjo una disminución de muertes por cirrosis alcohólica. Esta disminución de muertes se produjo porque al disminuir el consumo de alcohol disminuye la cirrosis hepática y los fallecimientos por hepatitis aguda alcohólica.

Desde entonces y con multitud de estudios posteriores se ha demostrado de una manera clara que la disminución de consumo de alcohol en un país, hace disminuir las muertes derivadas del consumo de alcohol. grafica 1 ley seca grafica 2 ley seca

La causalidad entre el consumo excesivo de alcohol y el desarrollo de lesiones hepáticas es conocida desde hace muchos siglos. El alcohol es considerado, hoy en día, una de las causas más frecuentes de Cirrosis Hepática y la segunda de trasplante hepático (TH) en el mundo.

Estudios observacionales longitudinales de la población en distintos países han demostrado que los cambios en los hábitos de consumo de alcohol (abstención en EE.UU. tras la denominada “Ley Seca” o durante las guerras mundiales en Europa) se asocian con modificaciones paralelas en la mortalidad por Cirrosis Hepática. De todo ello podemos deducir que establecer una ley seca parecida a la que se implantó en los EEUU no sería factible por las consecuencias que originaría pero la disminución del consumo de alcohol en la población general continua siendo muy conveniente y es propugnada por todos los organismos internacionales relacionados con la Sanidad.

Referencias

Carithers R, McClain C. Hepatopatía alcoholica. En: Feldman M, Friedman LS, Brandt LJ y Sleisenger RH, eds. Enfermedades gastrointestinales y hepáticas. Volumen 2, 8.ª edición. Panamericana. Buenos Aires, 2008:1771-89 https://www.youtube.com/watch?v=YJTbUVVu000 Documental sobre la ley seca https://www.youtube.com/watch?v=Pums4h-zLgI