La alcoholemia es la cantidad de sangre que hay en la sangre después de beber alcohol. Es proporcional a la cantidad que se bebe y a la mayor o menor concentración de alcohol en la bebida que se toma.
En ayunas, la cantidad máxima de alcohol en sangre se alcanza entre 15 y 30 minutos. Si se toma durante las comidas este nivel máximo tarda en alcanzarse entre una y tres horas. Mientras está subiendo la alcoholemia estamos en el periodo que se llama de intoxicación.
Después tras mantenerse el nivel en la misma cifra ( fase de meseta ) comienza la desintoxicación y la curva empieza a bajar al empezar a producirse la oxidación del alcohol por medio de distintas vías metabólicas.
Sólo puede disminuir entre 100 y 150 miligramos a la hora. Para que la alcoholemia baje a cero son necesarias varias horas y que no se haya producido ninguna nueva ingesta.
La alcoholemia se mide en gramos de alcohol por cada litro de sangre (g/l) o su equivalente en aire espirado. Aunque dos personas beban la misma cantidad de alcohol es muy poco probable que alcancen la misma tasa de alcoholemia o que lo hagan en el mismo momento. Incluso si es una misma persona la que toma alcohol en dos días distintos, la tasa de alcoholemia que alcance también puede variar.
La absorción del alcohol depende directamente de la velocidad a la que bebas. Cuanto más rápido tomes la bebida, mayor será la velocidad de absorción y la cantidad total de alcohol que pase a la sangre. Por ello, es recomendable que bebas pausadamente y que separes en el tiempo las bebidas que vayas a consumir.
También es bueno intercalar alguna bebida no alcohólica entre dos bebidas alcohólicas. La absorción del alcohol es más lenta en bebidas fermentadas (como la cerveza o el vino) que en las destiladas (como la ginebra, el ron o el whisky). Además, el alcohol tomado junto a bebidas gaseosas (como la tónica o ciertas bebidas de cola) o tomada caliente puede favorecer la rapidez de aparición de la alcoholemia.
La rapidez de absorción del alcohol depende de la cantidad que llegue al intestino delgado, por lo que la presencia de alimentos en el estómago es una variable muy importante. Cuando el tubo digestivo está vacío, la cantidad de alcohol que pasa a la sangre es mayor y lo hace de forma más rápida. Por ello, no es nada recomendable consumir alcohol sin haber comido nada. La distribución y concentración del alcohol es diferente en una persona gruesa que en una persona de menos peso.
Con lo cual, una persona delgada puede obtener una mayor tasa de alcoholemia con la misma cantidad de alcohol ingerido que una persona gruesa. [Tweet «La fatiga, la somnolencia, la ansiedad, el estrés u otras enfermedades, son algunos factores que pueden influir sobre la alcoholemia y sus efectos sobre tu organismo.»]
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