Iniciar un proceso de recuperación del alcoholismo es una decisión valiente. Muchas personas sienten alivio cuando por fin se atreven a decir “necesito ayuda”. Pero también surgen dudas, temores, y a veces confusión. Una de las primeras etapas —y una de las más importantes— es la desintoxicación. Sin este paso, avanzar en el camino de la recuperación es muy difícil, por no decir imposible.
¿Qué es exactamente la desintoxicación?
La desintoxicación es el proceso por el cual el cuerpo elimina el alcohol que ha estado recibiendo de manera continuada. Cuando una persona ha estado bebiendo durante semanas, meses o incluso años, su organismo se ha habituado al alcohol. El cerebro, el sistema nervioso, el sueño, el estado de ánimo… todo se adapta a su presencia.
Por eso, al dejar de beber, el cuerpo reacciona. Pueden aparecer síntomas físicos y psicológicos que van desde temblores, ansiedad, insomnio o sudoración, hasta síntomas más graves como convulsiones o delirios. Todo esto forma parte del síndrome de abstinencia.
La desintoxicación no solo consiste en “aguantar sin beber”, sino en acompañar ese proceso de retirada del alcohol de manera segura y supervisada, para evitar complicaciones y preparar el camino para el siguiente paso: el trabajo psicológico y emocional.
Tipos de desintoxicación: ambulatoria u hospitalaria
No todas las personas necesitan el mismo tipo de ayuda. Hay dos formas principales de llevar a cabo una desintoxicación:
- Desintoxicación ambulatoria: la persona acude periódicamente a una consulta (por ejemplo, en un centro de salud mental o una unidad de adicciones), donde se le hace seguimiento médico, se le prescribe medicación si es necesario, y se le acompaña emocionalmente. Es adecuada para personas con un consumo no muy elevado, sin enfermedades graves asociadas, y con una red de apoyo familiar o social.
- Desintoxicación hospitalaria: en casos de consumo muy alto, riesgo de abstinencia complicada, o en personas que han intentado dejar de beber varias veces sin éxito, se recomienda ingresar durante unos días en un hospital o centro especializado. Allí reciben atención médica constante, control de síntomas y un entorno protegido, lejos de tentaciones o riesgos.
Cada caso es distinto, y lo ideal es que un profesional valore cuál es la mejor opción para cada persona.
¿Por qué es tan difícil avanzar si se sigue bebiendo?
A veces alguien quiere empezar una terapia, asistir a grupos o leer libros de autoayuda, pero sigue consumiendo alcohol “de vez en cuando”. En estos casos, los avances suelen ser muy limitados. El alcohol interfiere con la claridad mental, altera el ánimo, bloquea el trabajo emocional y debilita la voluntad.
Imaginemos que queremos aprender a nadar, pero seguimos con una piedra atada al tobillo. Por mucho que queramos avanzar, esa piedra nos arrastra. El alcohol, en este proceso, es esa piedra. Solo cuando se deja de beber por completo, el cuerpo y la mente pueden empezar a sanar de verdad.
Por eso, el primer paso para poder empezar una verdadera recuperación es dejar el alcohol. Y para poder dejarlo con seguridad, se necesita pasar por una desintoxicación adecuada.
¿Cuándo es recomendable una desintoxicación hospitalaria?
Hay señales que indican que una persona necesita más que un acompañamiento ambulatorio. Aquí algunas de las más frecuentes:
- Consumo diario o muy elevado de alcohol durante largo tiempo.
- Episodios previos de abstinencia complicados (alucinaciones, convulsiones, delirium tremens).
- Enfermedades físicas asociadas (problemas hepáticos, cardiacos, etc.).
- Historia de intentos fallidos de dejar de beber por cuenta propia.
- Ausencia de una red de apoyo familiar o social.
- Estado de salud mental deteriorado (depresión grave, riesgo suicida, etc.).
En estos casos, un ingreso breve y controlado puede marcar una gran diferencia y evitar riesgos graves para la salud.
Pedir ayuda es un acto de amor propio
La desintoxicación no es una prueba de fuerza de voluntad, ni una muestra de debilidad. Es una necesidad médica y emocional. Es el punto de partida hacia una vida más libre y más consciente.
Si estás en ese momento de tu vida, o si alguien a quien quieres está luchando con el alcohol, no esperes a tocar fondo. Busca orientación. Consulta con un profesional. Pide ayuda. Hay salida, y empieza por dar ese primer paso con acompañamiento y confianza.
Y recuerda que la desintoxicación no es la meta ni el final del proceso, si no la salida hacia la recuperación
Si quieres profundizar en cómo el alcohol afecta de forma única a las mujeres y conocer herramientas prácticas para la recuperación, echa un ojo al libro El alcoholismo en la mujer, descúbrelo para dar un paso más hacia la comprensión y la sanación.
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