VI.   ¿Qué es la Pérdida de control?

La pérdida de control frente al alcohol, es la incapacidad de parar una vez que se empieza a beber. Se suele explicar con la expresión de “cuando se me calienta la boca no soy capaz de parar “ y lamentablemente las consecuencias suelen ser bastante problemáticas .

En 1952 Jellinek, autor del que volveremos a hablar con una cierta frecuencia, decía para hablar de la pérdida de control que cualquier cantidad de alcohol establece en el bebedor una reacción interna en el que éste siente como una necesidad física de alcohol. El bebedor pierde la capacidad de controlar la cantidad una vez que ha comenzado a beber, pero puede controlar si beberá o no en una situación determinada.

Glatt, en 1976 la definia como la imprevisibilidad que sobreviene cuando el alcohólico se pone en contacto con el alcohol. El bebedor nunca puede estar seguro de que va a dejar de beber  una vez que ha comenzado.

Para el doctor Gabriel Rubio La dificultad de conceptualización de la «pérdida de control» se ha producido por el escaso interés en el estudio del «deseo» ocurrido durante las últimas décadas. Ya que el acento terapéutico se ponía más en la consecución de la abstinencia que en el afrontamiento del deseo. El desarrollo de las teorías biológicas y cognitivistas de la dependencia ha propiciado el estudio del deseo y el establecimiento de la equiparación entre el denominado fenómeno de la «pérdida de control» con el «priming».

Actualmente se prefiere hablar de deficiencia de control que sería la dificultad de controlar cuándo y cuánto se bebe.

El fracaso total de controlar la ingesta se adquiere poco a poco y aparece siempre antes o después el sujeto alcohólico-dependientes.