Nueva entrega de nuestra colaboradora Andrea donde plantea la importancia de la publicidad sobre el alcohol en los jóvenes y adolescentes y como contrarrestarla.

 

 

A pesar de que recientemente la publicidad de bebidas alcohólicas ha sido restringida por la ley, hasta hace muy poco lo habitual era encontrar toda clase de anuncios en medios masivos o eventos deportivos, ya que las compañías invertían en las campañas enormes sumas de dinero para popularizarse y aumentar sus ventas.

Tal y como alertan desde FACUA, los anuncios publicitarios sobre el alcohol están fundamentalmente, o en gran medida, orientados al público más joven: según un informe del Ministerio de Sanidad, el 28% de la publicidad televisiva sobre bebidas alcohólicas y el 50% de la radiofónica se dirige explícitamente a los adolescentes y a los jóvenes. El resto de la publicidad, aunque no tan directa, también se incluye en programas seguidos habitualmente por este público.

El problema de la publicidad: la imagen positiva del consumo de alcohol

El conflicto que plantea la emisión de la publicidad es la fantasía que genera, los valores que proyecta y la percepción que causa en el público objetivo de los anuncios: jóvenes y peor todavía, menores de edad que pueden estar a punto de iniciarse en la denominada “cultura del botellón” en la jerga popular, o consumo temprano de alcohol.

La publicidad brinda una imagen positiva del consumo de alcohol asociándolo con una mejora del rendimiento físico y con el éxito social y sexual. Los spots se insertan en ámbitos de ocio juvenil, turismo, tiempo libre y ambiente nocturno, y mediante la construcción de arquetipos y la generación de una atmósfera envolvente persiguen la empatía y la identificación de los protagonistas y los ideales del anuncio con el espectador.

¿Cuál es la principal consecuencia nefasta de este fenómeno? La normalización del consumo de bebidas alcohólicas, que en la mente de los espectadores aparecen como elementos indisolubles de las posibilidades de ocio, de la socialización adolescente o de la vida nocturna y exentas de peligro. Por tanto, los anuncios facilitan e impulsan los primeros contactos con el alcohol y disminuyen la percepción del riesgo. La información no es objetiva sino manipulada y usada como herramienta de marketing para influir sobre las decisiones de compra y consumo de los receptores de la narrativa publicitaria.

Ausencia de efectos negativos

Otro punto a destacar en este tema es que los anuncios sobre bebidas -al igual que antaño, hace años, sucedía con los de tabaco-, jamás hacen ninguna clase de referencia a los efectos nocivos que su consumo -especialmente a largo plazo o en grandes cantidades- tiene sobre nuestra salud. Únicamente se indica cuál es la graduación alcohólica y no en todos los medios, ya que se limita a la televisión, tal y como denuncian desde FACUA.

Tampoco alertan de ningún modo sobre cómo afectará negativamente el alcohol a la conducta de los individuos que lo ingieren, ni las consecuencias nefastas que puede tener, como los problemas de agresividad o el deterioro de las relaciones familiares, de amistad o de pareja. Los mensajes transmiten una idea de juventud, libertad, euforia y diversión, como si cada copa representase la solución de un problema, otorgase más confianza sexual a las personas o las convertirá en el centro de la atención y de la fiesta.

Alternativas para el tiempo de ocio

La población adolescente y juvenil es uno de los segmentos más susceptibles ante las imágenes proyectadas por la publicidad, por lo que, además de informar sobre los riesgos y consecuencias de ingerir bebidas de este tipo, es muy importante realizar labores de concienciación para difundir alternativas de ocio y tiempo libre exentas de consumo de alcohol y otras sustancias peligrosas.

Además de las leyes autónomas conocidas como “antibotellón”, deben impulsarse otras alternativas y propiciar su difusión, teniendo en cuenta que es fundamental partir de la perspectiva de que la juventud busca referentes comunes, otorga un gran valor a la socialización con sus compañeros y por tanto, los adolescentes quieren sentirse integrados en el grupo y pueden ceder ante la presión de otros individuos.

De esta manera, las labores educativas, la desmitificación de la publicidad y un abanico rico y diverso de propuestas culturales, deportivas y comunitarias será fundamental para ejercer como contrapeso del daño y de las falsas expectativas que los anuncios pueden propiciar en torno al consumo temprano de alcohol.