Hace un tiempo escribí en el blog, de manera muy breve, sobre las etapas que atraviesa la mujer de un alcohólico. Desde entonces, muchas mujeres de distintos países han pedido ayuda porque enfrentan este problema. Pincha aquí para leer más acerca de este tema.
En sus relatos, muchas reconocen que, en su caso, sus parejas ya bebían cuando iniciaron la relación o lo descubrieron poco después. Sin embargo, siempre creyeron que podrían cambiarlos.
> «Hace dos años que vivo con mi pareja. Cuando lo conocí, honestamente no sabía cómo era ni que tomaba tanto. Pensé que nuestra relación lo ayudaría a cambiar, pero no fue así. Ahora que tenemos un bebé, la situación empeora cada día.»
> «Llevo 17 años con mi pareja y padre de mi hija. Siempre bebía los sábados, pero solo los sábados. Creí que el matrimonio, la paternidad y las nuevas responsabilidades lo cambiarían, pero no ha sido así. Al final, he tenido que buscar tratamiento para mí.»
> «Me casé hace poco con un hombre maravilloso, pero después de la boda me di cuenta de que era alcohólico. Nunca mencionó esto cuando nos conocimos. Solo me dijo vagamente que había estado internado en un lugar de retiro y que salió renovado. Pensé que había sido un retiro espiritual, no un centro para tratar adicciones.»
> «Hace seis años me casé. Llevábamos ocho años de novios. Aunque lo conocí tomando los fines de semana y dejándome plantada para irse con sus amigos, me juró que, una vez casados, no nos abandonaría ni a mí ni a nuestra hija para salir de fiesta. Tontamente le creí. Las cosas no cambiaron o, tal vez sí, porque ahora no es su madre quien lo busca sino yo, con un bebé en casa.»
Como vemos en estos relatos, la mayoría de ellas ya intuían el problema de alcohol de sus parejas. Sin embargo, tenían la esperanza de que el matrimonio y el amor por ellas y por sus familias los ayudaría a dejar la bebida.
Pero es importante recordar que el alcoholismo es una enfermedad crónica y recidivante que debe ser tratada. No es un proceso fácil ni rápido y, muchas veces, la mayor dificultad radica en que la propia persona afectada no reconoce el problema ni busca ayuda.
Aunque esto ocurre con frecuencia, no significa que no se pueda hacer nada. La necesidad de ayuda es esencial, no solo para el alcohólico, sino también—y sobre todo—para la mujer que vive con él.
Como algunas de ellas mencionan, la ansiedad de pensar cada día en cómo regresarán a casa acaba generando un gran sufrimiento. Muchas desarrollan altos niveles de estrés, ansiedad e incluso depresión.
Por eso es fundamental que la mujer no enfrente esta situación sola, sino que busque acompañamiento profesional o apoyo en grupos de autoayuda como Al-Anon. Estos espacios pueden ayudarla a sobrellevar su propio sufrimiento y a entender cómo abordar a su pareja para que acceda a un tratamiento.
En muchos casos, ambos objetivos son posibles:
- Lograr que la mujer encuentre alivio. Este es casi siempre alcanzable.
- Que el esposo acepte recibir tratamiento. Sucede con frecuencia, aunque no siempre con el compromiso real de recuperación.
Es común que una persona con alcoholismo inicie tratamiento sin un verdadero deseo de sanar. Muchas veces lo hacen solo para aliviar la tensión en su entorno. Y cuando consiguen su propósito, vuelven a las andadas, generando nuevas recaídas y desesperación en sus parejas e hijos.
Cuando esto ocurre, el objetivo principal debe ser proteger la salud y la integridad de la mujer y la familia. Esto puede implicar establecer límites claros, priorizar el autocuidado, e incluso considerar la separación en algunos casos.
Convivir con el alcoholismo, ya sea propio o de un ser querido, puede ser un desafío emocional enorme. Para quienes necesitan orientación, El alcoholismo en la mujer ofrece una mirada detallada sobre cómo la adicción afecta a las mujeres y sus relaciones.
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