¿Es difícil prevenir el alcoholismo?

En principio no. Es una tarea fácil a pesar de vivir en un país donde las bebidas alcohólicas forman parte de nuestra cultura y de nuestra vida. Sólo sería necesario no beber nada más que en pequeñas cantidades y no utilizar el alcohol para intentar cambiar nuestro estado de ánimo de alguna manera.

Cuando hablamos de no beber más que en pequeñas cantidades puede parecer que esto es muy subjetivo, ya que este concepto de “pequeña cantidad» puede ser muy relativo. Las diferencias pueden ser enormes en la percepción de distintas personas.

Para evitar esto la O.M.S ha establecido el concepto de Unidad de bebida Estándar UBE y establece que la UBE equivale a 10 gr. de alcohol puro que equivalen a 12,7 ml de alcohol.

Por tanto al medir lo que bebemos no depende de la cantidad de líquido que se ingiere sino de la cantidad de alcohol. Cuando tomamos una bebida alcohólica tenemos en cuenta la graduación alcohólica que es el porcentaje de alcohol que tiene una bebida concreta .Los envases de las bebidas deben de poner el volumen (cantidad de líquido) se mide en ml y la concentración de alcohol y la concentración que se mide en %. Así podemos encontrarnos en una botella de vino de 750 ml (suele ser habitual la botella de vino de tres cuartos ) con un 12% de concentración

Existe una fórmula para calcular los gramos de alcohol que tiene nuestra bebida y asi calcular las UBE que estamos tomando.

Unidad Estandar =Volumen de bebida X % de alcohol (concentración)

1.270

En el caso de nuestra botella de vino seria

750 X 12 /1270 = 7.08 Unidades Estándar UBE

Que sería el doble de lo aconsejado por la O:MS. Para el hombre y el triple para la mujer en el consumo de un día.

La O.M.S que el consumo diario no supere 4 unidades estándar en el hombre y 3 en la mujer.

Por otra parte tendremos que tener en cuenta la motivación para beber. Si lo hacemos en un contexto social, en la comida o en una tertulia con nuestros amigos, no va a ser lo mismo que el que bebe para evadirse de algún problema que abruma, para quitarse el “corte” que pueda darnos el relacionarnos o cosas así.