El alcohol afecta a la conducción porque:

  • Aumenta la impulsividad y eso conlleva asumir mayor riesgo.
  • Aumenta el tiempo de reacción ante cualquier obstáculo o imprevisto.
  • Produce una mayor descoordinación psicomotora y se produce una menor precisión de movimientos.
  • Se produce una confusión perceptiva y se disminuye el campo perceptivo. Bajo los efectos del alcohol la visión panorámica de 180ª que normalmente se tiene cuando se conduce puede disminuir hasta la mitad produciéndose la denominada visión en túnel que impide ver a los vehículos que se encuentran al lado y a los que intentan adelantarnos.
  • Incrementa la fatiga por lo que nos puede llevar a distraernos o dormirnos.
  • Aparece una dificultad para apreciar la velocidad propia y la del coche que viene de frente así como la distancia entre ambos.
  • Empeora la acomodación de los ojos a los cambios de luz y se produce una menor visión de los colores. Por esto el alcohol interviene en las ¾ partes de los accidentes nocturnos y sólo en una ¼ parte de los diurnos.