Quizás la primera contradicción que nos encontramos con las bebidas alcohólicas es que no son consideradas como droga por parte de la población general, aunque está considerada como tal por todas las instituciones y organismos relacionados con esta materia. Por otra parte tampoco se considera una sustancia peligrosa. Si la comparamos por ejemplo con el tabaco, la otra droga legal en nuestro entorno, nos encontramos que todo el mundo conoce los efectos nocivos del tabaco, la necesidad de dejarlo si es que se es fumador y todos están convencidos de que el tabaco atrapa siempre que se consume.

Evidentemente si nos referimos a las drogas ilegales, la mayor parte de la población las considera peligrosas y considera que no hay que acercarse a ellas. Es más suele estar mal vistas las personas que consumen drogas ilegales

¿Qué ocurre con el alcohol?

Los efectos del alcohol son también contradictorios, pues junto a efectos positivos como la desinhibición , la euforia, la relajación y el aumento de la sociabilidad también produce en cuanto aumentamos un poco la cantidad de la ingesta dificultad para hablar y para asociar ideas junto a una gran descoordinación motora .

Nuestra sociedad es una sociedad vitivinícola con una visión muy positiva hacia el consumo de las bebidas alcohólicas. Su consumo forma parte de nuestra cultura . Todas nuestras celebraciones van acompañadas de un alto consumo .; ferias, romerías celebraciones, relaciones sociales son difícilmente entendibles sin el consumo de alcohol.

Por otra parte la industria del alcohol es una parte importante de nuestra economía, pues si contamos con los 5.800 establecimientos industriales existentes, junto al sector agrícola vitivinícola y el de la distribución se pueden llegar a alcanzar los 400.000 puestos de trabajo.

Quizás esta connotaciones culturales hacen que estas bebidas formen parte de nuestro entorno de una forma tan natural y su consumo va asociada a tantas situaciones placenteras que puede resultarnos muy difícil contemplar que puedan ser peligrosas aunque esté suficientemente demostrado que el consumo de bebidas alcohólicas está directamente relacionado con multitud de problemas.

El riesgo de muerte por ejemplo, aumenta de forma exponencial al aumentar el consumo diario de alcohol . Por otra parte también está comprobado que la amplia aceptación social del consumo de alcohol en la sociedad, la familia y los amigos, junto a un bajo coste de las bebidas alcohólicas y el bajo coste del alcohol son factores que influyen en el aumento de la dependencia del alcohol.

En la sociedad nos vamos a encontrar dos polos opuestos. Por una parte es usual que se tapen muchos de los problemas originados por las intoxicaciones alcohólicas durante mucho tiempo, pero llega un momento en que parece que se ha pasado una frontera invisible ,que suele coincidir con la del paso a la dependencia en la que la persona alcohólica pasa de ser un individuo protegido a un individuo apestado al que se le huye.

En este momento se considera al bebedor como un depravado , un vicioso, culpable de haber llegado a semejante sin considerar que nos encontramos ante una persona con una enfermedad que es posible tratar y necesita ayuda . Esta idea tan extendida en nuestra sociedad y tan incierta es la que va a presionar a la personas con este problema a tratar de ocultarlo y no querer solicitar tratamiento.