En el post anterior, en nuestro camino hacia el alcoholismo, habíamos llegado a la frontera. El consumo de alcohol en mayor cantidad de lo conveniente se había convertido en un hábito y en algunos casos habían comenzado a aparecer problemas.

La transición del uso al abuso de alcohol se había producido sin una clara solución de continuidad con variaciones individuales en cuanto ritmo e intensidad.

Veíamos, que una conducta consumidora, se intensificó a partir de una gran constelación de variables.

El hábito alcohólico se va consolidando en función de los refuerzos positivos internos que se producen a través del sistema de recompensa y externos, como el refuerzo del entorno que es percibido por el sujeto como adaptación psicosocial.

Hasta aquí no existe una gran diferencia externa, entre el bebedor que no abusa y el que abusa del alcohol. Si esa forma de beber no se remedia, pasaremos sin duda la frontera y nos encontraremos con la dependencia alcohólica.

¿Cómo se atraviesa esta frontera que nos convierte en dependientes?

Esta frontera, es muy sutil, y no es tan visible como la que estamos acostumbrados a ver, cuando hablan en la tele de los refugiados.

Fronteras bien marcadas, y muy vigiladas por policías y soldados, que en Europa, casi habíamos dejado de ver.

[Tweet «Una persona se hace  alcohólica cuando pasa de beber por placer a beber por necesidad.»]

En nuestro caso, lo que hace que una persona pueda considerarse alcohólica, es que ha pedido el control frente a las bebidas alcohólicas. Se llega a esto de una forma imperceptible.

El alcohólico ha perdido el control sobre el consumo de alcohol, aunque lo niegue o lo minimice.

Puede ocurrir de dos formas distintas.

Cuando al dejar de beber aparecen síntomas de abstinencia que obligan al sujeto a seguir bebiendo para paliarlos. En ese momento se empieza a beber, no para obtener placer, sino para evitar el malestar.

En otras ocasiones, lo que ocurre, con una frecuencia, que va aumentando, es que se pierde el control una vez que se empieza a beber y no se puede parar a pesar de las consecuencias. Estas personas pueden mantener la abstinencia durante cierto tiempo, a veces, bastante tiempo.

El alcohol se acaba convirtiendo en una necesidad psicológica y biológica por la neuro adaptación. El consumo de alcohol va pasando a ser lo prioritario y todo va girando en torno a él.

Para mantener el consumo, se miente, se desatienden deberes, se pelea y se deterioran relaciones. Hemos pasado la frontera y hemos llegado al alcoholismo.

¿Por qué le ocurre esto a unas personas si y a otras no, aun cuando hayan bebido lo mismo?

Para poder entenderlo tendríamos que conocer un concepto que es el de la vulnerabilidad del alcoholismo. Esta vulnerabilidad, es la capacidad de un sujeto de convertirse en alcohólico con mayor o menor facilidad.

En un próximo post intentaremos detenernos en la vulnerabilidad.

Referencias Bibliográficas:

Rodríguez Martos A., “Manual de Alcoholismo para el médico de cabecera”. Edit Salvat, 1989

Vaillant GE .: «La historia natural del alcoholismo». Harvard University Press, 1983
Alonso-Fernandz F .: «dependencia del alcohol», edit. Pirámide de 1981